REFLEXIÓN
La juventud no solo es una etapa de la vida, es un
estado de ánimo. Es tener fuerza de voluntad, imaginación para realizar
nuestros sueños, la confianza y seguridad de lo que queramos hacer, es tener
coraje y valentía sobre la timidez, tener vigor en la emoción y anhelar
aventura en vez de una vida monótona. Pero eso no tiene nada que ver con la
edad, porque el tiempo arruga la piel no el alma.
Pero la juventud comienza a desaparecer cuando la
razón prevalece sobre la imaginación, porque si bien es cierto hay que ser
razonables, pero al mismo tiempo eso nos limita nuestra mente a nuevas ideas a
nuevos inventos.
La juventud comienza a desaparecer cuando dudamos y ya
no hay confianza en nosotros haciendo que agachemos nuestra cabeza
sometiéndonos a lo que no queremos, provocando que el muro de que hemos
construido durante tantos años se derrumbe por nuestra perdida de juventud.
Eres tan joven con la fe que tienes, y tan viejo con
el pesimismo.
Tan joven con la esperanza, y tan viejo con la
desesperación.
Tan joven con las ganas de vivir, y tan viejo con las
ganas de ya no existir.
Tan joven con nuestra libertad, y tan viejo con la
dependencia.
La juventud es nuestro manantial de vida.
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